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La domótica, esa gran desconocida

3 NOVIEMBRE 2014


¿Domótica? “Sí, eso que es sólo para ricos excéntricos y que es un lujo, en el fondo un poco inútil. Yo ¿para qué lo quiero? ¿Qué necesidad tengo de poder encender una luz dando una palmada?”.

Esta visión errónea es la que a muchos nos viene a la cabeza cuando hablamos de domótica. Una visión popular muy extendida, pero no por ello acertada. Las razones que nos han llevado a esta idea son muy variadas. Empezando por la forma en que tradicionalmente se nos mostraban las casas inteligentes en el cine, fundamentalmente en aquellas películas de los años 80 en las que se nos enseñaba al típico “rico por un día” que, para impresionar a la chica guapa, daba una palmada e inmediatamente salía de la pared una majestuosa cama con sábanas de satén, a la vez que se encendía una sugerente luz de tonalidad rojo y sonaba música romántica. ¿Podemos vivir sin este tipo de “comodidades” en nuestra casa? La respuesta es rotundamente “sí, por supuesto”.

Otra razón, que a día de hoy seguramente sea la que más peso tiene, es el boom inmobiliario que hemos vivido hasta la llegada de la crisis. Parece que nos gusta echar la culpa de todos los males que nos acechan al boom inmobiliario, pero en este caso realmente es justificable. Porque al contrario de lo que ocurre en la mayor parte de sectores productivos, no ha sido necesario acudir a la innovación para que la construcción siguiera creciendo, puesto que las casas se “vendían solas”. Podríamos mencionar innumerables ejemplos de sectores que han tenido que innovar para seguir creciendo, entre ellos:

  -  El sector automovilístico, que desde hace décadas ha venido desarrollando las comodidades de un coche inteligente y de cada vez menor consumo, incluyendo la climatización bizona, elevalunas eléctrico, faros y limpiaparabrisas automáticos,  alarma antiintrusión, etc…
  -  El sector audiovisual, dónde el mando a distancia se ha convertido en algo casi vital en nuestros hogares.
  -  Los electrodomésticos, que cada vez son más inteligentes.

Sin embargo, en nuestras casas tenemos la calefacción a la misma temperatura en todas las habitaciones, levantamos las persianas y abrimos las ventanas a mano, no solemos contar con alarmas y nos tenemos que levantar del sofá para encender una luz… De hecho, no somos conscientes de que implantar estas comodidades en nuestra casa sería tan sencillo como en nuestro coche o electrodomésticos, y conllevarían un mayor ahorro y comodidad en nuestro día a día.

El sector de la construcción no ha necesitado del desarrollo de nuevas técnicas que mejoren la comodidad y el ahorro de sus clientes para hacer que compren más viviendas, pero sí otros sectores porque, ¿qué aliciente puede tener un consumidor para comprarse un coche o un televisor nuevo si no fuera porque los nuevos modelos están más evolucionados y consumen menos que los anteriores? Pero… y ¿en nuestras casa?, ¡¿por qué nos conformamos?!

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